O de las transformaciones del mejor de los argumentos posibles
Así como hay egregios catedráticos de universidad, densos y eruditos cerebros que al final de su carrera acumulan el amplio conocimiento que brinda una vida entera dedicada al estudio, el pensamiento y la investigación, así existen también catedráticos del aspaviento, la arenga, la feliz idea hallada con fortuna y casi por casualidad y la lucidez que brinda una vida dedicada a la libre disertación, la reflexión e indisciplinada meditación propias de los que, forzosamente ociosos en tiempos de paro, pobreza y miserias, deben dirigir su mirada al mundo con el ceño fruncido y la mirada inquisidora y construir sus pensamientos de forma francamente autodidacta.