O de la ciudadanía frente a las porras
Aynara, ya lo dije, fue siempre una chica extraña, que ha alimentado durante años, en silencio, extraños pensamientos, de manera que si uno busca ideas originales e innovadoras, nunca decepciona charlar un rato con ella. Esta última semana tuve la oportunidad de volver a tomar un café con ella y, una vez más, no dejó de sorprenderme y deleitarme con sus cáusticos pero no por ello menos precisos puntos de vista.