O de cómo fabricar revolucionarios
Conozco a Aynara desde hace tiempo; siempre fue una niña tozuda y problemática. Luego, de adolescente, solían decir de ella que era insoportable. Ciertamente, siempre se caracterizó por tomar decisiones que, en todo caso, no se adecuaban a la idea de sensatez que solía tener la gente mayor.
Aynara hoy estaba rabiosa. Muchos de sus amigos han marchado del país, huyendo de los problemas, dejándoles los problemas a otros; dejando el problema español por imposible. Esa, al menos, es la lectura que ella hace. Pues ella, sabes qué, se va a quedar: ella quiere poner solución a los problemas.
Me lo ha dicho así, literalmente: si ha decidido quedarse, es porque ha decidido ella también comenzar a ser un problema.
Qué es lo que esto significa, no he sabido verlo en su mirada.
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