8 dic 2012

Legado de los faraones

La situación en Egipto


En su última conferencia, el Dr. Terés ha abogado por una ineludible libertad del pueblo egipcio. Presentamos aquí transcrito  su fragmento final, más significativo:

"En su faraónica obra Sinueh el Egipcio, Mika Waltari utiliza una serie de frases hechas para pergeñar la psicología de cada uno de los caracteres que aparecen en la novela. Así, el iluso e inquieto protagonista lamenta repetidamente que no se pueda "preguntar el por qué de las cosas" sin sufrir terribles consecuencias, mientras que su sabio y viejo (amén de crápula) esclavo, mucho más pragmático y realista, le responde incansable que "la verdad en manos de los hombres es como un cuchillo en manos de un niño". 


 "Otra de las sentencias que utiliza el autor, esta vez para sentar el ambiente sociocultural en que se mueven los personajes, es que "Así siempre ha sido y así siempre será", para dar a entender que en la tierra de los faraones el peso de la tradición puede con cualquier cambio de signo de los tiempos. En esta tierra nada cambia nunca, nada se mueve, y eso es por otra parte lo que la hace eterna, inmutable y reconocible. De hecho, la novela describe el doble y gran fracaso de la revuelta de esclavos y la breve revolución religiosa y política que se dio bajo el extraño reinado del faraón Akhenaton, quien intentó, costándole la vida, deshacerse de la casta sacerdotal con la cual compartía el poder. Se sirvió para ello de una política populista basada en la redención igualitaria de los desfavorecidos de Egipto frente a la corruptela y lujo de las élites gobernantes, las cuales, para mantener el orden y el control sobre el país, acaban aliándose con los sacerdotes del viejo dios Amón y, pactando un reparto de poderes en la sombra, consiguen derrocar al faraón y sustituirlo por el general Horemheb. Sigue a estos hechos, no podía ser de otra manera, una matanza general de todos aquellos que se niegan a abandonar el efímero ideal de libertad, justicia, igualdad, fraternidad y solidaridad representado por el nuevo dios Atón.

"En 2012, durante la primavera árabe, Egipto vino a desmentir una vez más esta interesada sentencia que lapidariamente condena al fracaso toda pretensión de progreso en sus tierras. Durante este último año, el país ha vivido un tiempo convulso lleno de miedos y esperanzas, unos meses difíciles y sin embargo apasionantes y pletóricos de ilusión y oportunidades, como hemos podido colegir de las numerosas imágenes que por todos los medios nos han llegado.


"Este sueño ha sido traicionado una vez más: estas semanas hemos visto como los Hermanos Musulmanes han sellado alianza con las antiguas camarillas militares que operaron en el pasado su control sobre el país a la sombra de Hosni Mubarak. Ya el nuevo candidato de los militares, Mohamed Mursi, ha dictado la inapelabilidad de sus decretos personales y la superioridad jurídica de la ley islámica sobre cualquier otro fuero o regulación social. Esto sienta a los oficiales y los predicadores a las puertas del poder absoluto.


"Como en la novela de Waltari, las castas militar y sacerdotal se dan a la peor de las connivencias con tal de hacerse con el control político de la situación y del territorio. Los tanques han tomado las calles y de nuevo los uniformes pretenden marcar el ritmo de los acontecimientos y las vidas, apoyados por la secta religiosa dominante, quien a cambio de su apoyo espera implantar un régimen de control ideológico sobre la población y conseguir desmarcarse de todos los que no comulguen con su visión religiosa. La maza y el Corán: es algo que suena demasiado a ciertos episodios de nuestra propia historia más nefasta.


"Porque no han sido ellos los que se han jugado el pellejo todos estos meses de febril desequilibrio e incierto porvenir. Lo hemos visto en nuestros televisores: Han sido los sectores liberales, progresistas, mayoritariamente laicos, los que día tras día y noche tras noche, desde la gran plataforma del cambio en que se ha convertido la plaza Tahrir del Cairo, se han jugado la vida y a veces la han perdido animados por la férrea voluntad de impulsar un proceso de cambio político. 


"Esta nueva alianza, de tener éxito en sus objetivos, los condena definitivamente, dejándolos fuera de juego y a merced de dos organizaciones que no parecen muy dispuestos a sentirse piadosos con ellos. Por ello, ayer, hoy, estos días, han vuelto a salir para proseguir con la lucha allá donde no debieron dejarla en su momento. Esta vez el enemigo es más fuerte, y ha crecido: junto a los tanques, al otro lado de las calles por las que se manifiestan, se agolpan los sectarios que otrora les apoyaran interesadamente. Es una lucha del todo o nada: últimamente me vuelve a venir a la cabeza, no sin amargura, la desesperada pureza de Kronstadt; recuerdo la pugna entre mencheviques y bolcheviques, la Ucrania de 1919, el  Paris del 1793, el Berlin del 1848; todas esas tristes ocasiones en que los sectores más avanzados han pagado con sus vidas la persecución y la traición de aquellos que, menos idealistas y más pragmáticos, tomando el fruto de sus sacrificios, se lo arrebataron, lo guardaron para su solo disfrute, y luego los masacraron mediante terrible represión.


"Revolucionarios y gentes de Egipto, nuestro corazón está con vosotros."

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