14 feb 2013

Crónica de una crisis plagiada (y VIII)

Capítulo 7: Recapitulando, y fin

 
Para alivio de no pocos, la crónica de una crisis plagiada toca a su fin. En este post la despedimos y recapitulamos sobre algunos de sus rasgos prominentes.

La crisis de 1847 nos deja algunas (amargas) enseñanzas:

- El sistema bancario español se fundó en un inicio para apoyar con capital público operaciones combinadas de carácter privado, originadas en el seno de la élite política española, cuya actividad era de carácter eminentemente bursátil y especulativa y daba la espalda a las fuerzas productivas y mercantiles del país. 

- El trasvase de fondos y agentes entre la clase política y la bancaria fue desde inicio algo frecuente. Los banqueros y miembros de los consejos de banca se convertían en ministros y viceversa por la simple razón de que ambas instituciones, banca y gobierno, estaban y procedían de la iniciativa de las mismas manos. A juzgar por lo usual que resulta ver a políticos retirados en los consejos bancarios y a antiguos miembros de la Banca haciendo política, esto no ha cambiado, como se puede comprobar de forma diaria, en nuestro tiempo.

- Debido a su origen y al perfil dominante en él, este sistema fue utilizado constantemente como aval  para llevar a cabo transacciones privadas que, cuando salían bien reportaban beneficios a lobbies privados. Sin embargo, cuando las operaciones especulativas se torcían, era el sistema bancario  el que respondía, cubriendo los descubiertos con su patrimonio.  

- Como los bancos estaban participados por el gobierno y la Corona, de facto se convertían en una especie de sistema bancario nacional, en los depositarios de lo que podríamos llamar el Tesoro Público, o sea, el resultado de los impuestos sobre la población. Así, en definitiva, se comprueba cómo la ciudadanía pagaba con su aportación fiscal los desmanes especulativos de la clase dirigente, pero no se beneficiaba en las ocasiones en que las operaciones tenían éxito. Si echamos un vistazo al sistema bancario español actual, veremos cómo esto aún no se ha corregido, ya que la mayoría de bancos públicos y privados están participados por las instituciones y los partidos por igual, muchos de cuyos miembros poseen a su vez empresas que con frecuencia participan también en el sistema bancario y financiero español de forma privada.

Cuando estalló la crisis, esto hizo posible que el gobierno, en su calidad de función pública, proveyera por ley a la fusión de bancos, concentrando en menos manos la totalidad del sistema bancario. ¿A que no adivináis en qué manos?

Como los bancos debían respaldar las operaciones privadas de sus propietarios, y éstos a su vez estaban en puestos de responsabilidad gubernamental, la connivencia entre los ámbitos privado y público resultaba flagrante. Sin embargo, esto hizo posible que, cuando los bancos carecieron de la necesaria liquidez, el gobierno desviase fondos públicos a las entidades bancarias para garantizar la estabilidad. (Esto suena, ¿no?) Por supuesto, se daba la feliz casualidad de que los integrantes del gobierno y miembros de la Corte tenían participaciones en esos bancos, con lo que el gobierno, en su función pública, decidía invertir fondos públicos para paliar el efecto de los desmanes especulativos que el mismo gobierno, en función privada compatible, había ocasionado al sistema bancario. Pensémoslo un momento y decidme si esto no es así en la actualidad.

- El desfalco de los fondos públicos destinados a la banca resulta así aún más flagrante, en cuanto que es decretado por un gobierno que, en definitiva, como participante en los consejos bancarios, va a participar también, si no a ejecutar, dicho desfalco, beneficiándose de ello directamente, en calidad de persona privada. En la actualidad, se representó una querella entre bancos y gobierno cuando los primeros se negaron a dar crédito a las empresas con los fondos que el gobierno había inyectado al sistema bancario. Pero, ¿acaso no cuadra todo una vez comprobamos que personas muy carcanas a los miembros que componen ese mismo gobierno que inyectó los fondos públicos forman parte de los consejos de administración de los bancos que lo retienen y acumulan?

- Como consecuencia de todas estas malas prácticas, la economía se ralentizó, el capital extranjero se retiró y muchas empresas quebraron, siendo embargadas por los bancos, que en definitiva estaban participados y en gran medida eran coto privado de muchos miembros de las instituciones gubernamentales, lo que ilumina una operación que bien se puede denominar de atraco y estafa a toda la nación.

- Al final,  el Tesoro Público colapsó, la Moneda se devaluó la Inflación se disparó y los precios al consumo sufrieron graves convulsiones. Como consecuencia, 1848, que es una fecha importante en Europa debido a las revoluciones en Alemania e Inglaterra y a la Comuna de París, que pueden ser leídas como una respuesta social a la crisis de 1847, en España resulta fatal, y es el año en que se desencadena la enésima guerra civil entre carlistas e isabelinos. Este conflicto es mucho más complejo de lo que parece a simple vista, y no entraremos aquí, pero baste decir que en gran parte es reflejo de la crisis y los desmanes políticos, económicos y morales del Gobierno, la Corte y la Corona.

-  Todo esto sucedió en 1847. En la crisis actual, debido al sistema de previsión social, la crisis afecta a la población de una forma ralentizada -y así llevamos ya más de cinco años. Si se dijo de Fukushima que fue un Chernobil a cámara lenta, se puede afirmar que esta crisis es un 1847 en slow motion, ya que las coincidencias en los hechos y la secuencia temporal que pergeñan dan pie a sostener esta afirmación.

- Por último, una reflexión: Si nos fijamos bien, todo lo que sucedió en 1847 (y, por analogía, sucede en la actualidad) se debe a la connivencia entre la esfera política y la esfera financiera, económica y bancaria. Los revolucionarios franceses de la Convención establecieron la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial para frenar la concentración de poder y garantizar la imparcialidad de las instituciones -algo que cumple la definición griega de democracia, que no es la participación de todos, sino la descentralización o atomización del poder. Han pasado más de doscientos años desde entonces, y con el tiempo ha quedado clara la existencia de un cuarto poder, aún mayor: el poder económico. Sin embargo, este poder no se ha regulado tradicionalmente, y su connivencia con el resto de poderes ha resultado fatal una y otra vez. Por mor de la democracia, la libertad, la justicia y la igualdad, es hora, en el siglo XXI, de separarlo también del resto de poderes. El poder económico debe mantenerse independiente del resto de poderes, y viceversa. Jueces, legisladores y políticos que deben legislar sobre la economía no pueden por lógica tener intereses en ésta. Y al revés: banqueros y corporaciones económicas no deberían tener la capacidad de legislar sobre la nación según sus intereses. Por ello la connivencia entre una esfera y otra debe ser combatida sin cuartel. Debe ser decretada la incompatibilidad en cuarto grado de todo agente de uno de estos cuatro poderes con respecto a los otros. Una legislación en este sentido es urgente, y desde elprincipiodisolvente abogamos por que el único interesado en que esto suceda actúe ya en términos históricos en este sentido: el pueblo, la gente, nosotros. Es eso, o la revolución.  El Tuñón de Lara no da para más, pero acaso vosotros sí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Eres responsable de tus palabras: mídelas bien.